Argentina revivió glorias y se instaló en la final del Mundial

Los penales, Sergio Romero y Maxi Rodríguez. El cuadro albiceleste y Holanda jugaron un pleito cerrado, duro, áspero por momentos, sin espacios ni concesiones defensivas. Se llegó a la definición desde los 12 pasos y ahí el portero se hizo fuerte tapando dos lanzamientos.
Por Christián González Valdivia
24 años duró la espera para Argentina. Sufriendo, luchando, trabajando un partido duro con Holanda, la ‘albiceleste’ se instaló en la final de la Copa del Mundo, instancia en la que no estaba desde Italia 1990. Y el destino quiso que el regreso a un partido decisivo sea ante el mismo rival, Alemania.
Sabella y Van Gaal jugaron al ajedrez. Argentina no regaló espacios y Holanda repitió la marcación que ya había hecho con Chile. Pero la diferencia es que nadie arriesgó. El balón, por lo cerrada de ambas defensas, se trasladaba de lado a lado, con más miedo a perder que osadía de ir en busca del gol.
Robben tuvo una cerca del final del tiempo reglamentario que salvó Mascherano, una de las figuras del partido. Palacio y Maxi Rodríguez casi sentencian en el suplementario, pero fallaron ante la solvencia de Cillessen. No mucho más frente al arco. El movimiento de peones y alfiles fue lo que copó el cotejo.
Y llegaron los penales. Mascherano le habló duro a Romero. «¡Vas a ser héroe!», le gritó el volante, el capitán en las sombras de los trasandinos, y no se equivocó. El portero de Mónaco, suplente del cuadro francés y muy resistido por la prensa, escribió su nombre con letras doradas en la historia del fútbol argentino.
Tapó el lanzamiento de Vlaar, pero se guardó lo mejor para lo último. Wesley Sneijder esquinó el remate y ahí llegó Romero, para sacar el disparo y dejarle en bandeja la gloria a Maxi Rodríguez, que cerró los ojos y venció las manos de Cillessen.
La gloria para Argentina está a un partido después de 24 años. No luce, no deslumbra, pero este cuadro de Sabella tiene claro que eso no le interesa. Le interesa ganar, pasar etapas y ya está en la última estación para conseguir su tercera Copa del Mundo.