«A Maradona le ponían pastillas en la cerveza para que no jodiera»
Griselda Morel, psicopedagoga del hijo menor de Maradona, declaró ante la justicia por la investigación de la muerte del ‘10’ y dio detalles del día a día del ex jugador. Además acusó a los custodios de un actuar inoperante y desobediente a las órdenes de los doctores.
Luego de dos meses de la muerte de Diego Maradona, siguen habiendo conflictos alrededor del círculo más cercano en el momento del fallecimiento del histórico jugador argentino. La última persona fue Griselda Morel, la psicopedagoga del hijo menor del futbolista, quien expresó ante la Justicia trasandina que los custodios del ’10’ no tenían cuidado con su salud y desobedecían constantemente las reglas de los médicos.
“Monona (cocinera de Maradona) nos empezó a contar que, por ejemplo, uno de los custodios, no dijo cuál, le pisaba las pastillas y se las ponía en la cerveza para que no jodiera de noche. Como no dormía, hacía eso con las pastillas a demanda de Diego. Todo era a demanda de Diego. Si Diego se levantaba a las 9 de la mañana y pedía cerveza se la daban”, declaró Morel.
La investigación para conocer los últimos días previos a su fallecimiento incluyen a su ex médico personal, Leopoldo Luque, con una posible causa de falsificación de la firma de Maradona. Por ese motivo, la doctora explicó que todo su entorno cercano actuó mal en esas jornadas.
“Diego no quería recibir a nadie. Apenas lo pude ver y no se le veía la cara de tan hinchado que estaba, los masajistas decían, no camina, puede tener un edema cardiopulmonar y cagarse muriendo”, explicó Morel.
Si bien Maradona estaba en recuperación de sus adicciones, como la del alcohol, la doctora también comentó que sus allegados no obedecieron esas órdenes y le daban vino para el almuerzo, lo que habría sido fundamental para el mal estado del jugador en sus últimos días de vida.
“Un domingo, el custodio estaba haciendo asado y Charly Ibáñez (que ya había sido acusado en varias oportunidades de darle marihuana a Maradona) tomaba vino con Diego en la mesa de almuerzo, le recriminaron y este le dijo que sólo era una copa. (…) Además, la casa de Diego siempre era una mugre, un asco, todo desordenado y la heladera revuelta”, concluyó la psicopedagoga.
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