
José Mujica: El querido Presidente de Uruguay que vio al fútbol como reflejo social
Este martes murió José 'Pepe' Mujica, expresidente de Uruguay. El político tenía una relación cercana con el fútbol, un deporte que amó, criticó y utilizó como lente para analizar la sociedad.
José Alberto Mujica, conocido como “Pepe”, falleció este martes a los 89 años, así lo informó el presidente de la República, Yamandú Orsi, en sus redes sociales.
Más allá de su trayectoria política, Mujica dejó una huella imborrable en el futbol uruguayo, un deporte que amó, criticó y utilizó como lente para analizar la sociedad.
Vio el fútbol mucho más que un juego
Para Pepe Mujica el futbol era mucho más que un juego: era un pilar de la identidad nacional. Fiel seguidor de Peñarol, uno de los clubes más laureados de Sudamérica, Mujica nunca ocultó su pasión por el equipo aurinegro. Sin embargo, su relación con el futbol trascendió el fanatismo.
Una herramienta de cohesion social
Durante su presidencia (2010-2015), destacó el poder del deporte para unir a la sociedad, brindar alegría a los sectores populares y fortalecer el sentido de pertenencia en un país bicampeón del mundo (1930 y 1950).
Para Mujica, el futbol era una herramienta de cohesión social, capaz de generar momentos de felicidad colectiva en un mundo marcado por desigualdades.
Su dura crítica FIFA por defender a Luis Suárez
Uno de los episodios más recordados de Mujica relacionado con el futbol ocurrió durante el Mundial de Brasil 2014, cuando Luis Suárez, estrella de la selección uruguaya, fue sancionado por la FIFA tras morder al defensor italiano Giorgio Chiellini.
La pena fue severa: nueve partidos de suspensión con la Celeste, cuatro meses sin actividad futbolística y la prohibición de ingresar a estadios. Mujica no dudó en salir en defensa del delantero.
En una declaración que se volvió viral; "La FIFA son una manga de viejos hijos de puta", dijo sobre la sanción.
Sanción desmedida a Luis Suárez
Aunque luego se disculpó por el lenguaje, mantuvo su postura: la sanción era injusta y parecía responder a presiones mediáticas o políticas contra Uruguay. Para Mujica, Suárez, a pesar de su error, no merecía un castigo ejemplarizante que lo humillara.
Este episodio reflejó la postura de Mujica como defensor de los suyos, pero también su capacidad para conectar con el sentir popular uruguayo, que vio en la sanción un ataque desmedido a uno de sus ídolos.