viernes 24 septiembre, 2021
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La columna de Renata: El Superclásico y la batalla mental

La nueva columna de Renata Almada, Psicóloga Deportiva y Clínica, se titula "el Superclásico y la batalla mental: el verdadero enemigo puede estar de tu lado de la trinchera". Pase, mire y disfrute del nuevo artículo que permite conocer un poco más del fútbol y todas sus implicancias.

Renata Almada, Psicóloga Deportiva y Clínica  | Re_Almada Almada_Re

Para empezar hablando del Superclásico me remontaré al pasado a fin de graficar algunos conceptos de la Psicología Deportiva que corroboran con el entendimiento del actual momento del derbi. Iré a parafrasear a un estratega chino de los primordios de la humanidad: «En la guerra el objetivo principal es la victoria. Cuando la victoria se demora demasiado, las armas se entumecen y la moral decae», dijo.

Hagamos el ejercicio de sustituir «guerra» por «Superclásico» sin el afán de incitar a la violencia pero sabiendo que ambos guardan algunas similitudes ya que hay una confrontación, la conquista de algo y el sometimiento del adversario. «Armas» por «Recursos Psicológicos» y «decae la moral» por «decae la motivación, concentración y confianza», el tridente más importante a nivel de procesos cognitivos para que se logre jugar un buen y eficaz fútbol.

Cuando hablamos de los aspectos psicológicos y anímicos no debemos nunca perder de vista que el balompié se basa en tres vertientes: técnica, táctica y física. Pero ojo: la mente atraviesa esas tres instancias, potenciando el atleta en las labores características de su posición en la cancha. Por eso la importancia de que la oncena titular (y los suplentes cuando les toque pasar al otro lado de la línea de cal) puedan pisar el pasto con la determinación fruto de una mente despejada y determinada a imprimir su máximo nivel de rendimiento.

La frase que inaugura esta columna nos lleva a entender los efectos nocivos de cuando el incumplimiento de la meta (vencer el clásico) se perdura en el tiempo. Los 8 años sin poder jactarse de una victoria ante su rival, fomentan los pensamientos negativos y falsas creencias a nivel colectivo.

Frank Kudelka, entrenador argentino que estuvo a cargo de la banca azul en el 2018 alumbra la idea de que existe un miedo a nivel institucional. Como una recordatorio del hecho que, sin la intención consciente de serlo, termina por configurarse como un orden que debe ser cumplido («No se gana hace 8 años»). Una herencia asumida por las distintas generaciones y formaciones de planteles, que la asumen como una carga anímica que obstaculiza la fluidez del partido.

¿Y por qué un jugador se va a dejar dictar por esa premisa tan negativa e inhibitoria?
La mente humana se rige, muchas veces, por consignas ilógicas que sirven como reductores de sufrimiento. La ganancia secundaria en esta situación apunta a la proyección de la responsabilidad en caso de un posible fracaso, el jugador no se sentirá culpado por la derrota ya que existe un orden superior que profetiza y máquina el resultado.

Una de las intervenciones para afrontar esa situación es crear un ambiente propicio para que los jugadores generen anticuerpos a la idea de que exista una «maldición del clasico».

Hablar del tema, evitando la connotación de ser un «tabú», eligiendo un mensaje asertivo y optimista basado en el trabajo que se está realizando ayuda a que el futbolista asuma que es dueño de sus actos, ahuyenta los miedos, mejora su autoconfianza y arriesga más.

La faceta contraria al miedo es la audacia y el atrevimiento, dos aspectos de extrema importancia a la hora de derribar tendencias avasalladoras como lo es estar hace 8 años sin sumar de a 3 en un clásico.

No soy adepta de las predicciones en el fútbol, ya que uno de los aspectos más marcantes del deporte rey es justamente esa naturaleza sorpresiva y dinámica, pero tomaré la libertad de afirmar que el equipo que tenga el mayor control emocional será el equipo que incrementará sus posibilidades de vencer (mantener la supremacía o romper la larga senda de derrotas) aminorando el margen de error en cuanto a los efectos devastadores que pueden llegar a representar la falta de concentración, motivación y confianza, característicos de un equipo que entra con la predisposición minada por una creencia errónea sobre la realidad.

Publicado en: Breves