Cronología de una vergüenza: La final de Libertadores suspendida
El plantel de Boca fue agredido en su ingreso al Monumental de Núñez, donde hinchas de River le rompieron los vidrios y lanzaron gases lacrimógenos. Por eso, Pablo Pérez, capitán ‘xeneize’ debió ir a un hospital, mientras la Conmebol dilató durante horas la suspensión.
Por Rodrigo Guajardo Baeza | @Guaja_
Estaba llamado a ser una fiesta del fútbol mundial. Pero el Superclásico entre River Plate y Boca Juniors por la revancha de la final de Copa Libertadores terminó como una de las grandes vergüenzas en la historia del balompié. La violencia se hizo sentir en el Monumental de Núñez y el duelo debió ser postergado.
El operativo policial y de seguridad demostró ser un fracaso total, pues el vehículo del cuadro boquense sólo era escoltado por un pequeño grupo de motoristas. Los jugadores de Boca fueron atendidos en el vestuario y Pablo Pérez debió ir a un hospital donde se le constataron cortes y una lesión ocular.
En esa espera, la Conmebol postergó el duelo primero a las 18:00 y luego a las 19:15, mientras los jugadores de ambos equipos esperaban sin saber si se jugaba. Las presiones por dinero y derechos televisivos empezaron a inclinar la balanza para que el duelo se desarrollara, pese a que ambos clubes aceptaron el no jugar.
Mientras que Carlos Tévez y Fernando Gago salieron a declarar que los obligaban a jugar y que en Boca no se sentían en condiciones de jugar. Un papelón total. La vergüenza se extendió con reuniones de última hora y presiones, mientras en las afueras del estadio los hinchas sin entrada realizaban nuevos incidentes.
Finalmente, a las 19:25 apareció el presidente de Conmebol para anunciar que la final se jugará este domingo 25 de noviembre a las 17:00 y con público en las tribunas.
Ante la atenta atónita mirada del mundo, una vez más el fútbol sudamericano demostró no estar preparado para un evento de esta magnitud y que la violencia sigue dominando el fútbol de este lado del continente.