viernes 02 febrero, 2024
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Bárbara Hernández: «El agua es el único lugar donde pertenezco»

La nadadora chilena sigue haciendo historia. En Polonia consiguió el podio mundial y se prepara para intentar cumplir la hazaña de nadar los 'Siete Mares', todo un hito para el deporte nacional. PrensaDeportes conversó en exclusiva con la legendaria 'Sirena de Hielo'.

Por: José Tomás Asenjo Chávez (@josetoplus)

Cruzar la Antártica, las frías aguas de Polonia o convivir con letales fragatas portuguesas no han sido impedimento o lastre para frenar los sueños de Bárbara Hernández en la natación en aguas gélidas. Dueña de récords mundiales y del cariño de la gente, la nadadora chilena viene de conseguir podio en la última Copa Mundial.

La ‘Sirena de Hielo’ conversó en exclusiva con PrensaDeportes sobre el durísimo trabajo durante su carrera en la natación y el legado que ha ido marcando para el deporte en Chile.

¿Cómo ha sido tu historia de amor y de entrega con la natación? 

– Se podría decir que cambia tu vida. Ha sido una relación con altos y bajos, creo, y es lo que para mí significa el agua. Nunca fui el nadadora más rápida, ni siquiera la con más talento, pero creo que mi amor con el agua tiene que ver con que siempre sentí que ir a mi hogar. Como aprendí muy chica, no nadaba por medallas porque no me las ganaba. Entonces esa parte fue muy frustrante. Creo que lloré mucho siendo adolescente, porque es muy triste sentir que tú das tu mejor esfuerzo y aún así no es suficiente. En algún minuto dejé de competir en piscina, pero nunca dejaba entrenar porque sentía que entrenando era como sentir tu corazón, el sentirte bien en el agua. Y porque era mi refugio, yo creo, como de todo lo demás, porque no encajaba mucho en un estereotipo normal de adolescente ni nada. Tenía objetivos súper claros que era ir a la universidad, ser la primera generación que estudiaba en mi familia. Era algo super lejano también, pero mis papás, por suerte, me apoyaron un montón como para que pudiera seguir haciendo las dos cosas como seguir estudiando y que no y no dejar el agua.

 

Tu identidad, tu reconocimiento como la ‘Sirena de hielo’, es algo que te debe marcar mucho. ¿Qué significa para ti?

– Me gusta mucho que me reconozcan. Me gusta que me digan en la calle la ‘Sirena’. Y quiero hablar en plural, porque estoy pensando en mi equipo también. Este apoyo que primero me lo entrega la gente, la Patagonia en nuestro primer glaciar, significa mucho. Algunos periodistas me dicen “no, si ese apodo lo pusimos nosotros”, pero esto viene de la Patagonia misma. Y cuando nadie me conocía, cuando empezamos en la prensa patagónica. Y bueno, desde ahí no hemos parado. Creo que me gusta. O sea, me permite hablar de muchas cosas que para mí son importantes como los estereotipos, la perspectiva de género. Me permite tocar muchos temas que en un ambiente donde yo igual le aproveché esa prensa. Me permite hablar de diferencias sociales, de lo complejo que es practicar deporte en Chile, y de lo complejo que ser mujer y practicar un deporte. Es mi conexión con los glaciares y con el medio ambiente, que son cosas que para mí son vitales.

 

En algún momento comentaste una historia respecto del accidente que tuviste con las fragatas portuguesas. ¿Cómo fue vivir esa experiencia? Y también, ¿Cómo ha sido la planificación del nado con tiburones que pretendes hacer en Japón?

– Para nadar en este tipo de aguas, el deportista se prepara para correr ese tipo de riesgos. Porque al final no es solamente el frío, no es solamente la temperatura, sino también la fauna marina, que es lo lindo que tiene nuestra disciplina. Debes ser muy humilde ante la naturaleza y sobre todo ante la adversidad. Hay una planificación que tienen que ver con el entrenamiento físico que está en la cantidad de kilómetros practicado en piscina y en condiciones muy controladas. La técnica, la preparación física, la pesa, la kinesiología, la nutri y la recuperación.

También trabajo con una psicóloga, que es fundamental. Bueno haciendo recuento, también nadamos en Hawái. Entonces, la dificultad de estos Siete Mares que pretendo completar, donde nos queda solo uno que es Japón, no es solo lo físico. Yo me entrego a mi equipo. Me entrego la organización. A lo extremo. Creo que es un precio súper fusto a cambio de hacer historia. Creo que vale la pena enfrentarte a tu demonio interno y a ese dolor. Yo la verdad no le tengo miedo a la muerte, no me da miedo que vaya un tiburón y me coma. El agua es el único lugar donde siento que pertenezco.

¿En algún momento que has sentido cercana a la muerte, sentir que realmente estabas corriendo un peligro?

– Siento que estoy tan conectada con lo que estoy haciendo que no pienso en. En el dolor, la pérdida, como que ya tienen un lugar en mí antes de que yo entró al nado. Cuando tú saltas al agua, ya sea en la Antártica o al otro lado del mundo en la mitad de la noche, en el medio de la nada, como que eso ya tiene que estar resuelto. Lo que me daba miedo en Antártica, por ejemplo, no es lo mismo que me da miedo ahora en Japón o con los animales marinos. En verdad, los animales no me dan miedo. Pero si llego a tener esa sensación de como “chuta, que estoy haciendo acá”. Lo lamentaría mucho como por mi equipo, o por mis papás, que sí sufrirían mucho. Pero siento que es como morir en tu ley, morir nadando.

¿Cómo te gustaría que te recuerden tus cercanos? ¿Tus hinchas? ¿Qué imagen te gustaría dejar como Sirena de Hielo? Esperemos que no pase llegar a pasar algo, nunca, pero ¿cómo te gustaría ser recordada?
– Creo que tengo el cariño. La gente para mí, es un pilar. Es algo que para mí muy importante porque yo de verdad me doy el tiempo de conocer a mis hinchas, de conocerlos. De tratar de ayudar dentro las posibilidades que tengo, que a veces no son muchas, pero si puedo mandarle un traje baño a la una niñita que no tiene; ayudar a los niños que los papás se quedaron si pega, y, si puedo, devolver ese cariño que me dan. Eso me gusta. No sé si quiero una piscina con mi nombre o algo. Me gustaría que en la Patagonia me recordaran por causas ambientales, por ejemplo. Que la gente de esfuerzo como yo se viera reflejada en mí.

Más allá de un reconocimiento bonito, del Ministerio del Deporte o de quien venga. Ahora, nunca me han invitado a la gala de reconocimiento (risas). Cuando tenga 90 años no van a tener más razón ni más motivo (más risas). Pero va mucho más allá que una medalla o un premio.

 







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