lunes 21 agosto, 2023
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Psicología del juego: entendiendo el comportamiento del jugador en los casinos

Los juegos de azar han estado presentes en la sociedad desde hace milenios. Ellos conjugan factores psicológicos y fisiológicos que nos hacen desear más.

Los casinos siempre han fascinado a toda clase de personas alrededor del mundo. Los recintos presenciales son sinónimo de la vida de lujo y derroche que todos anhelamos. En muchos casos, se han transformado en atracciones turísticas y siempre son fuentes de ingreso para las ciudades. Pero, ¿qué es lo que hace que los jugadores vuelvan una y otra vez a los salones de juego? ¿Por qué resultan tan atractivos para todos?

Durante las sesiones de juego, el comportamiento de los participantes se ve influido por factores biológicos y psicológicos, que son determinantes para siempre querer apostar más. Estos fenómenos se observan tanto en los jugadores de casinos físicos como en quienes se suscriben a Awintura y otros sitios en línea, que han hecho posible llevar las apuestas y la diversión en el bolsillo a todas partes. 

En adelante, daremos una mirada a los motivos por los que la gente juega y todo lo que ocurre en el cerebro de un apostador. 

¿Por qué las personas siempre vuelven a apostar?

Los juegos y las apuestas han estado presentes en la sociedad desde hace milenios. Hay evidencias arqueológicas en las cercanías de Irak que indican que ya existían esta clase de prácticas desde al menos el año 3000 a.C. Y se tiene certeza de que en China durante la dinastía Xia —el primero de los grandes linajes gobernantes en este país— eran populares los juegos de azar (Lanalhuenoticias.cl, 2022). Apostar es algo inherente al ser humano, pero ¿por qué?

Lo primero que debemos contemplar son las reacciones neuroquímicas que se desencadenan en el cerebro del apostador. Los envites liberan dos neurotransmisores muy significativos: la dopamina y la adrenalina. 

La primera es conocida como la hormona del placer y está presente en actividades tan naturales como el sexo. En el caso del juego, hay estudios que señalan que no solo se libera cuando ganamos, sino incluso cuando se pierde. Esto se debe a la novedad y a la incertidumbre que desencadenan el acto de apostar, independientemente del resultado. Nuestros cerebros están programados para disfrutar de estas emociones y liberar dopamina cuando somos partícipes de algo nuevo.

La adrenalina, por su parte, es otra hormona que se segrega en abundancia cuando estamos en situaciones de tensión. Es responsable de reacciones fisiológicas diversas e interesantes, como el aumento del ritmo cardíaco, la tensión muscular, el aceleramiento del metabolismo, la inducción del estado de alerta, etc. Esta también se libera con otras prácticas que involucran riesgo, como los deportes extremos. 

La combinación de la adrenalina con la dopamina vuelve a las circunstancias en que se desencadenan sumamente adictivas, ya que el cuerpo siempre desea más de estas en circulación. 

Adicionalmente, el acto de apostar estimula el sistema de recompensa en el cerebro, pues, lo asociamos con un premio potencial, aun y cuando no haya muchas probabilidades de victoria. Este sistema está relacionado intrínsecamente con nuestras motivaciones e impulsos (Noticiasdelaciencia.com, 2023). Aunque se diga que “la casa siempre gana”, fisiológicamente estamos programados para volver a jugar. 

Aspectos psicológicos del juego

No todo se trata de reacciones químicas y liberación de hormonas. También hay diversos motivos psicológicos que hacen que los jugadores se mantengan apostando. Esto lo saben muy bien los operadores de casinos presenciales y en línea, quienes echan mano de todo tipo de recursos —como las promociones, las novedades y los juegos de luces— para mantener interesados a los clientes. La respuesta a por qué apostamos, involucra los siguientes y otros factores:

La oportunidad de escapar de la realidad

Ingresar en un casino es un deleite para los sentidos y estimula la imaginación. Hay juegos de todo tipo, con temáticas variadas, gente que no hace sino entretenerse y disfrutar y una fila de empleados que se esfuerzan porque el cliente pase un buen rato y gaste más dinero. Todo esto se siente como un oasis en medio de la vida cotidiana plagada de obligaciones.

La promesa de ganar dinero sin esfuerzo

En un mundo donde hay que trabajar duro para ganarse la vida, la posibilidad de tener un golpe de suerte y hacerse con una pequeña fortuna resulta muy seductora. Los juegos de azar encarnan este hito. Por más que las probabilidades sean bajas, siempre existe un chance de obtener el gran premio con una tirada.

La falacia del jugador

La creencia en las máquinas calientes es uno de los bulos más extendidos entre los jugadores de casino. Se piensa, erróneamente, que si un resultado no se ha dado en mucho tiempo o si no se ha repartido el premio mayor, entonces hay más probabilidades de que en la siguiente tirada salga.

El componente social

Cuando una actividad es realizada por un gran número de personas, inconscientemente nos vemos en la necesidad de ser parte de ellas. Esto es lo que se conoce como “mentalidad de colmena”, provocando que, mientras más personas se sumen a las apuestas, aún más quieran participar de ellas. En todo caso, ir al casino supone una oportunidad de socializar, encontrarse con amigos y conocer gente nueva con intereses similares.







 

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